¡Hola amigos! En la entrada de hoy vamos a explicar de qué manera
el ejercicio físico nos ayuda a prevenir una enfermedad tan seria como es la
osteoporosis. En entradas anteriores os ofrecimos una lista de ejercicios recomendados para tratar y mejorar los síntomas de esta enfermedad; pues bien,
veamos a grandes rasgos que beneficios nos aporta la actividad física en la
lucha contra esta patología.
La osteoporosis es una enfermedad sistemática del esqueleto, que consiste en una paulatina reducción de los niveles de masa ósea que van debilitando al hueso haciéndolo más frágil y susceptible de fracturas. Se encuentra relacionada con la edad, desarrollándose durante el envejecimiento y afectando con una mayor incidencia en el sexo femenino debido principalmente a las consecuencias de la menopausia. Se ha constituido como uno de los problemas de salud de mayor importancia en los últimos años, aunque no por lo referido a la enfermedad ósea en sí, sino a las consecuencias que acarrea a las personas que la padecen (fracturas óseas). Su importancia recae en la gran incidencia y el gran coste sanitario anual, convirtiéndose en un serio problema de salud pública. Según diversos estudios, el 70% de las fracturas por encima de los 45 años están provocadas por la osteoporosis.
Para el abordaje de este problema
destacamos como pilar básico en la lucha contra la osteoporosis, la
prevención. Ésta, toma su mayor relevancia durante el crecimiento y el
desarrollo de la persona, según lo indicado por la mayoría de los autores. El
llegar a conseguir un mayor o menor aumento de densidad ósea va a estar
estrechamente relacionada con el tipo de actividad física a realizar,
obteniéndose los mayores resultados en aquellas que implican gran impacto y
trabajo en contra de la gravedad.
Lo que se pretende con la realización de actividad física es:
1.
Aumentar el nivel de masa
ósea en edades tempranas. Bajo el punto de vista preventivo, la realización de actividad
física es un factor imprescindible en estas etapas para alcanzar el máximo pico
de masa ósea antes de que se produzca el inicio de su pérdida en edades más
avanzadas. De esta forma será la realización de ejercicio físico la primera
pauta preventiva desde la niñez como estrategia necesaria para la formación
ósea, proporcionando protección contra los riesgos de osteoporosis en otras
etapas de la vida.
2. Disminuir la pérdida de densidad ósea en personas de edad avanzada. En
estas edades, es de vital importancia el estar sujeto a un ritmo de vida activo
y no a uno pasivo, de tal forma que, la realización de un ejercicio físico
regular podría reducir el riesgo de fractura; por este motivo se hace especialmente
relevante en edades avanzadas el aconsejar la inclusión en los programas de
prevención y tratamiento de la osteoporosis a través de la actividad física. La
prescripción de actividad física en edades avanzadas debe hacerse con
precaución, ya que, es en estas edades, cuando más riesgo de complicaciones se
puede producir. Aun cuando se le dé prioridad a los ejercicios de
fuerza, no se deben obviar los riesgos a los que están sometidos. También hay que tener en cuenta que, la realización de actividad física no
evita la pérdida de masa ósea, pero sí la reduce.
3. Evitar el riesgo de caídas por deficiencias en las habilidades
neuromusculares. La realización de actividad física ayuda a mejorar la
coordinación y el equilibrio además de trabajar
las habilidades neuromusculares del individuo; todo esto nos será de gran ayuda
a la hora de evitar posibles caídas, que serán las detonantes de las fracturas.
Por todo esto deberemos de tener en cuenta que la realización de
actividad física puede ser una alternativa eficaz para luchar contra la osteoporosis
tanto desde el punto de vista preventivo como desde el terapéutico.
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